Este es tan solo uno de los puntos de por qué saber quiénes son nuestras ancestras, es importante.
¿Quiénes son tus ancestras? ¿Las conoces? ¿Sabes qué hicieron por ti? ¿Por mí y por todas nosotras?
Mis ancestras son dos mujeres con vidas abismalmente diferentes pero que comparten mucho en común y no necesariamente recetas de cocina.
Por un lado, está Tahabita. Mi abuela paterna. Ella murió en 2005 a los 98 años. Madre de 9 hijos, Tahabita nació y creció en un pueblito de Zacatecas, México y estuvo casada varios años con mi abuelo Antonio. El murió mucho antes que ella pues era mayor. Tan mayor que cuenta la leyenda familiar que un día Antonio pasó por la casa de mi abuela y la vio por la ventana mientras ella tomaba un baño de sol en su sillita de bebé. Y es que en la época de mis abuelos la edad sí era un factor determinante para los asuntos de mortalidad, pero para los asuntos de abuso o agresión el tiempo parece no haber pasado. Parecería una locura que un chico de 15 o 20 años se fijara en una bebé de meses. Hoy en día estas situaciones, o más bien estos crímenes, siguen pasando en muchos países y son inclusive impulsados y promovidos por las comunidades mundiales poniendo a la venta a las niñas y/o casándolas con hombres.
Por el otro lado está Guadalupe, mi abuela materna, quien nació y creció en el Estado de Jalisco, México. Hoy tiene 87 años, es viuda y vive en Los Ángeles, Estados Unidos.
Guadalupe se embarazó a los 15 años. Vayan ustedes a saber si fue un embarazo deseado producto de una relación consentida con mi abuelo Andrés y entonces por ese motivo, la familia decidió casarlos. Y vayan a ustedes a saber si el casamiento fue para salvar el honor de mi bisabuelo o porque las señoritas decentes no se embarazan así nomás, verdad? . Y si tomamos en cuenta que una niña de 15 años pasa a ser una mujer en el momento en el que le baja la regla como le decimos en México al hecho de menstruar, pues 15 años son más que suficientes para hacerse responsable de un.a bebé, ¿no? Pues no, pero, así fueron las cosas.
Lo que tienen en común, es que ambas se embarcaron en la aventura de ser madres quizá sin quererlo. Y quizá ambas no pudieron elegir su maternidad. Aquí entre “nos” de eso estoy segura.
Tahabita, mi abuela paterna tuvo a mi padre a los 42 años de edad. Me cuesta trabajo creer que siendo él el más joven de los 9 hermanos, mi abuela hubiera querido tomar esa decisión. Creo que más bien no tuvo el derecho de elegir su maternidad o sus maternidades ya que tuvo 9 hijos e hijas, uno tras otro. Y ya no le podemos preguntar si entre todos esos embarazos hubo algunos abortos, pero pues por pura estadística, podemos pensar que sí. ¿En qué condiciones tuvo sus partos y estos posibles abortos? ¿De cuántas violencias ginecoobstétricas fue víctima en el México rural de los años 30’s y 40’s? Me da horror pensarlo.
Guadalupe, mi abuela materna tuvo solo dos hijas. Bueno, “solo” pero muy seguidas la una de la otra. O sea que tuvo a mi madre a los 15 años y a mi tía a los 16. Nos podemos preguntar qué demonios hace una niña de 16 años queriendo tener otro bebé teniendo ya una de meses. Pero bueno, quizá sí tenía ganas de tener otro embarazo, quizá sí fue un segundo embarazo deseado. Pero si vemos todas las condiciones en las que las cosas se desarrollaron en la vida de mi familia materna, lo dudo mucho. Pero no podría ser de otra manera si tomamos en cuenta que dos adolescentes estaban a cargo de una responsabilidad sin par. Y me huele bastante feo todo lo que pudo haber sufrido mi abuela.
Y no es culpa de Guadalupe ni de Tahabita el haber traído al mundo a 9 o a dos hijas a tan corta edad. ¿Qué herramientas tuvieron para decir que no querían? ¿Qué educación sexual recibieron? ¿Cómo podían defenderse de los machismos que las rodeaban? ¿Cómo podían saber que fueron víctimas de un sistema patriarcal en el que sus vidas valían poco y que la única manera de valer algo era siendo esposas y madres porque ese era el único valor que se les había otorgado como mujeres?
El legado que me dejan mis ancestras es uno que me da la posibilidad de analizar sus vidas y compararlas con la mía. Soy la primera mujer de ambos lados familiares en no tener hij@s bajo mi propia decisión.
Tengo dos carreras y la posibilidad de trabajar en lo que yo quiero, y de vivir mi vida como mejor lo entiendo. Y tengo mucha suerte porque a pesar de ser una mujer mexicana, latina, de piel morena oscura y originaria de un país del tercer mundo (si así le podemos seguir llamando a México), estoy hablando desde mi privilegio. Y tengo muchos.
¿Qué hubieran querido hacer mis ancestras de sus vidas si hubieran podido? ¿Cuáles eran sus sueños o deseos profesionales? ¿Cuáles eran sus cualidades y los campos en donde pudieron haberse desarrollado plenamente? No lo sabré.
Lo que sí sé es que historias como las de mis abuelas, se siguen repitiendo aún hoy en pleno 2021. Y cada una de nosotras tiene -me parece a mí- la obligación de mirar para atrás y hacerse estas y otras preguntas con respecto a sus ancestras con el fin de saber quiénes eran ellas, quiénes somos y de dónde venimos nosotras para entender nuestra propia historia como mujeres y tratar de dejar a nuestras futuras generaciones una sociedad más justa e igualitaria.
crédito foto : Laura Fuhrman on Unsplash
Greta, te felicito por que cada día haces mas conciencia a la sociedad en que vimos. Ojalá muchas mujeres, y hombres, se enteraran de tus publicaciones. Eres grande. Que orgullo tenerte como hija.