El término ”ahimsa” procede del sánscrito y se refiere a un concepto que aboga por la no violencia y el respeto a la vida. De esta forma, implica no sólo no matar sino también no causar dolor físico ni emocional a cualquier ser vivo, ya sea a través de los pensamientos, las palabras o las acciones.
Upanishads
La pandemia que estamos viviendo se puede analizar desde diferentes ángulos como el social, económico, urbano, sanitario, entre otros relacionados al mundo de las “formas”. No obstante, la peor pandemia presenciada por quienes estamos leyendo este artículo, requiere también de un abordaje espiritual, desde el ser, porque si este periodo extraño de la vida no nos brinda mensajes sobre el largo camino que tenemos por recorrer en relación a nuestro crecimiento interior, no aprovechamos esta crisis como una oportunidad.
Esta pandemia nos toca a todas las personas, porque a diferencia de otras catástrofes, pandemias y escándalos éticos como los millones de personas que mueren por enfermedades, pobreza y violencia, esta vez la situación no distingue por religión, raza, nivel social y género (si por grupo etario).
En esta línea, quise buscar diversidad de opiniones y “creencias” para lograr explicar la consigna del título de este escrito, de tal forma que la visión buscaba ser integradora, una de las tantas lecciones que ha dejado este época; no somos islas que viven aparte de las otras sin conectarnos, todo lo contrario, la primer enseñanza de la pandemia es que la ley de la interdependencia e interconexión es infalible, estamos conectados a nivel físico, emocional, mental y cuántico. Esta enseñanza no es mía, es algo que hace 2.500 años enseñó Buda.
Utilizando la astrología maya, cuando empezó la pandemia la enseñanza proporcionada por la pandemia fue que vivimos en una ilusión de las formas, apegados a ellas y sin capacidad de soltarlas por miedo o ambición. El pedido de coherencia era que si nutrimos nuestro ser de forma adecuada íbamos a salir airosos de este momento, pero si no lo hacíamos, íbamos a chocar contra el problema de descuidar los cimientos más importantes de nuestra vida como son la mente, el cuerpo y espíritu.
Desatada la pandemia y sus estragos, la astrología maya nos está pidiendo que esta sea una etapa para ver con sinceridad lo que realmente es y en eso estabilizarnos en los cambios, porque vendrán transformaciones internas y externas drásticas, en ese camino debemos estabilizarnos en ellas y dejar que se catalice nuestra energía. A continuación comparto varias enseñanzas extraídas del canal de YouTube Psicología y Espiritualidad quienes hicieron un trabajo de reunir diferentes visiones.
Diferentes maestros/as de la India de la actualidad como Sadhguru, Amma y Mooji mencionan que es un momento de entrega y gratitud. Entregarnos a lo que vivimos con fuerza y coraje interior, de esta forma conocer que la fuerza en cada uno de nosotros no está afuera (Maestra Amma). Igualmente, es una época de conectar con la gratitud, por ejemplo, agradecer al personal de salud quienes se la juegan por cuidar de nosotros, a los campesinos a quienes nunca les agradecemos que permiten que tengamos alimentos en nuestra mesa pero en esta época han sido fundamentales y así tantos otros. La consigna es conectar con la gratitud que más nos interpele, desde ella es que conectamos con el amor por nosotros mismos, lo cual es un antídoto de elevar consciencia para que no nos pueda tocar el miedo, el dolor y la enfermedad (Maestro Mooji).
Finalmente, Sadhguru hace un cuestionamiento central sobre este tiempo de pandemia: Esta crisis nos señala y nos muestra la hora de la verdad. ¿Somos parte del problema o somos parte de la solución? ¿Estoy solucionando el problema? o ¿Yo soy el problema en todo este caos que vive el mundo? Ya no podemos echarle la culpa al jefe, al tráfico, el exterior, sobre lo que nos pasa; de pronto nos damos cuenta que el problema somos nosotros. La invitación es que vayamos adentro y saquemos lo mejor de nosotros mismos.
Ahora vayamos a creencias religiosas supuestamente contrarias pero que las une las mismas bases: el sufismo y el cristianismo. Desde el sufismo, el maestro Mahmet Adil menciona que es un momento de confianza en Dios, esta pandemia viene de la unidad y viene para entregarnos respuestas. En ese sentido, tenemos que estar alertas y con atención en nuestro corazón, él tiene esas respuestas, no la mente y toda sus marañas. Así como desde el cristianismo, con relatos de Pablo d’Ors y Javier Melloni, acompaña lo sugerido por el sufismo acerca que es un momento de integración, de comprender la “indivisible totalidad”. Por otro lado, Pablo d’Ors menciona que es momento de resignificar la esperanza, esa que a veces creemos que es ingenua, pero para cultivar la esperanza se requiere un trabajo hondo, no es infantil u optimismo barato, sino parte de una experiencia, de un trabajo interior, viene de la trascendencia como seres humanos.
Por último, el maestro Eckhart Tolle, quien todo su trabajo está abocado al poder de vivir en el eterno presente, menciona que es el momento de evaluar sobre qué cimientos está construida nuestra casa. Esta pandemia mostró quienes tenían la casa sobre cimientos sólidos o cimientos de arena. Aquellos que se les cae la casa, es una oportunidad porque solo en las crisis somos capaces de abandonar la superficialidad de la vida y nos vemos obligados a ir un poco más a lo profundo. Es el escenario de entrar en profundidad con el presente, entrar en el presente nos disipa todos los miedos, porque estos surgen cuando nuestra consciencia viaja hacia el futuro.
A manera de conclusión, la pandemia está siendo la oportunidad para integrar los aprendizajes sociales, económicos, entre otros, junto con nuestra trascendencia como seres humanos, entiendolos como complementos hacia una visión de individuos y sociedad de unidad, sin disociar o fragmentar, algo que seguimos sin aprender y escribo con mucha nostalgia mientras en paralelo en mi país estamos viviendo una catástrofe que nos muestra que estamos lejos de incorporar algunas de estas ideas.
Namasté