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Tanto como la Biblia, la teoría y la narrativa de la modernización nos impone una propuesta que primero demoniza e inferioriza nuestra realidad hasta hacernos sentir esclavos, antagónicos y víctimas de nuestra propia existencia para después plantearnos un camino, su camino, a la salvación como el único correcto y el verdadero absoluto. Esta imposición ha estado penetrando múltiples espacios en la sociedad por una infinidad de décadas, frecuentemente sin ningún proceso de falibilidad ni de crítica. Esta misma penetró hasta los diálogos orgánicos en aquellas sentadas prolongadas en la vereda de la esquina de mi barrio con mis amistades en mi adolescencia, haciendo que hablemos de todo menos de los problemas sociales y de la política, o de los privilegios que algunas de las personas en el grupo poseían y otras no. Fue desde mi llegada a Paris en el 2009 al haber sido uno de los blancos del sistema, a través de la policía francesa y sus mecanismos basados en estereotipos raciales, que comencé a darme cuenta de mis privilegios y aquellos temas, que fueron silenciados por alguna u otra razón, y son sobre estos contenidos de los que ahora vengo estudiando y aprendiendo. 

En este escrito trato de cuestionar nuestro vínculo con la narrativa de la blanquitud y como gradualmente aquella ha estado invadiendo, no solamente los territorios y la condición de vida de nuestros hermanos indígenas, sino también a la estética de nuestros cuerpos, emociones, y mecanismos y procesos mentales. Esta intromisión pintada de ilusión a un supuesto alejamiento de la miseria, nos ha hecho seguir y fortalecer instrumentos coloniales en la situación diaria de todos. Este transcurso ha estado perpetuando nuestra opresión, que por algunas características de nuestras condiciones sociales y políticas como también de género, color de piel e idioma entre otras que nunca calificaron para acceder a los privilegios que la narrativa de la blanquitud nos ha venido prometiendo. 

Este análisis sobre el camino precario y de trocha que nos propone la narrativa de la modernización y en donde es difícil esquivar algún desnivel en la superficie se inicia con un abordaje a cómo la narrativa de la modernización, que conocemos hoy en día, ingresa a los rincones más sutiles de nuestra mente, y de esta manera como llega trastornar a otras narrativas a tal punto que se forma una simbiosis entre la narrativa de la blanquitud y nosotros mismos. Luego, trato de describir brevemente el impacto de la colonización y como preparó, a través de un genocidio y epistemicido, el escenario perfecto para impregnar sin asco la narrativa de la modernización. Después intento ejemplificar cómo el legado de la colonización aún sigue vivito y coleando. Por consiguiente, explico cómo la narrativa de la modernización se presentará con diferentes fachadas dependiendo del contexto actual, económico, social y político. Enseguida hago un enfoque de la narrativa de la blanquitud en el contexto del COVID19 y los migrantes peruanos que alguna vez decidieron llegar a Lima de las provincias. Finalmente, propongo la consideración de otras narrativas, y recalco que, esta propuesta no solo es en beneficio de los indígenas sino de todos los peruanos.

Antes de abordar el tema de fondo quisiera hacer un hincapié en seis advertencias. De esta manera, los mecanismos de análisis ambivalentes basados en el dualismo no tendrán tanta influencia en mi propuesta ni en vuestra lectura.

En la primera advertencia quisiera subrayar que no se puede ignorar ni tampoco sugiero distanciarnos del hecho que la narrativa de la modernización está estrictamente ligada a la teoría de la modernización y por ende a la economía mundial. Esta teoría, más allá de ser una herramienta de análisis teórico, se muestra como la fórmula absoluta para la democratización y una salvación de la vida humana en todo el mundo. Además, este marco teórico plantea que el capitalismo, y los valores capitalistas son la llave para el desarrollo y la modernización. No obstante, se observa que los resultados han sido desbalanceados. Al parecer, no a causa de un error sino de un plan. Así como lo expone la teoría de la dependencia, el objetivo de la teoría de la modernización es que los países ¨subdesarrollados¨ o ¨en pleno desarrollo¨ tendrían que seguir los pasos de los países ¨desarrollados¨. 

Coloco estas categorías entre comillas porque el desarrollo no se define de igual manera en todos los mundos a pesar de la penetración de la influencia del capitalismo. En algunos mundos, el desarrollo es el buen vivir, y el saber vivir en colectividad y con lo necesario. Sin adquirir un carro para cada miembro en la familia como lo es común en el estado de Florida, en los Estados Unidos, deteriorando el medio ambiente. Sin embargo, la teoría de la modernización no considera ese aspecto de la otredad o de otros mundos. Por otro lado, se nota que este tipo de estratificación de desarrollo inferioriza a algunos países y hace superior a otros, lo cual se asemeja a los mecanismos de la colonización. Otra premisa de la teoría de la modernización es que aquellos países ¨sub-desarrollados¨ o ¨en pleno desarrollo¨ tendrían que depender de la ayuda, las inversiones y la transferencia de la tecnología de las naciones ¨desarrolladas¨, fortaleciendo la subordinación, creada en el proceso de colonización, de Occidente hacia otros mundos. 

Asimismo, para argumentar la teoría de la modernización, algunos teóricos modernistas se basan en los índices del Producto Bruto Interno (PBI) y en el incremento de la economía general de ciertos países. Y según ellos, el ascenso del PBI reforzaría la democracia y la erradicación de la pobreza. Sin embargo, en este tipo de análisis no se presta la atención debida a las tasas de desigualdad y de distribución de riquezas que existe en dichos países. Por ejemplo, Germán Alarco en su análisis en Riqueza y Desigualdad: Una Visión Panorámica (2019) evidencia que desde 1950 hasta 2016 la proporción del salario en el Perú ha ido descendiendo, aproximadamente de un 35% a un 32%, contrariamente a la proporción de ganancia que ha ido ascendiendo aproximadamente de un 29% a un 37%. De tal manera, provocando una desigualdad abismal entre los trabajadores y los grupos económicos empresariales altos. 

A pesar de que el gobierno peruano les otorga a las empresas grandes un gran acceso a diversos recursos naturales, les proporciona mano de obra barata, les genera espacios de negociaciones colectivas en donde la empresas tienen casi siempre las de ganar, y hasta les suministra seguridad policiaca como a las mineras, como lo sustenta el sociólogo peruano Francisco Durand en una de las entrevistas de Otra Mirada (2020), estos clanes empresariales privilegiados se rehúsan a tributar más al estado peruano o simplemente a brindar una ayuda solidaria en casos de emergencia como en la pandemia del COVID19. En otras palabras, la economía fuerte de un país no necesariamente significa un paso más hacia la democracia. Sino quizás un alejamiento constante hacia ella, un empujón hacia la precarización, y una concentración bárbara y la ausencia, casi total, de una justa redistribución de la riqueza. 

Esta acumulación frecuentemente y a perpetuidad, termina en los bolsillos de los ricos de aquel país que supuestamente posee una solidez económica y una democracia para todos sus ciudadano.a.s. En consecuencia, la teoría de la modernización ha creado una acumulación de riqueza altísima para un sector minoritario de multimillonarios y millonarios en el Perú ahondando la desigualdad. Por ejemplo, en la lista de multimillonarios (personas que poseen mil millones de dólares o más) que Forbes publica en 2019 encontramos a seis peruanos quienes juntos llegan a tener una suma de once mil doscientos millones de dólares. Si seguimos analizando estas estadísticas de millonarios en el Perú observamos que existen treinta y nueve mil personas que poseen un millón de dólares o más. Además, existen dos mil dieciocho personas que poseen cincuenta millones de dólares o más. Como resultado, los millonarios representan en el Perú un 0.015%. Lastimosamente no pude presentar en este artículo que porcentaje de la riqueza del Perú posee este 0.015% de la población porque existe una escasez de data precisa como lo enfatiza Germán Alarco.

En un artículo de la OXFAM promocionando el libro Riqueza y Desigualdad: Una Visión Panorámica (2019), Germán Alarco subraya que la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), que es uno de los únicos instrumentos para combatir la pobreza, no produce resultados precisos lo cual torna tediosa y difícil un rastreo meticuloso de la concentración de la riqueza peruana. Por ejemplo, el señalado autor, la consultora internacional Knight Frank arrojó datos sustanciales que la ENAHO descartó e ignoró. Está información de Knight Frank mostraba que existen más de 17 mil millonarios en nuestro país. Entre ellos, 880 peruano.a.s poseyendo más de 10 millones de dólares, otro.a.s 300 poseyendo más de 30 millones de dólares, aproximadamente 37 peruano.a.s con más de 100 millones de dólares y al menos 5 peruano.a.s con más de mil millones.

Para tener una mejor idea de esta disparidad económica entre los más ricos y los más pobres recurrí al economista peruano Pedro Francke, quien en La Desigualdad Reduce el Crecimiento (2019) compara a uno de los peruanos más ricos del Perú con una persona que recibe un salario mínimo. Por ejemplo, en el 2018 Carlos Rodriguez Pastor, el CEO de Intercorp, tuvo una ganancia de setecientos millones de dólares y su riqueza ascendió a 4,100´000,000 dólares. En la otra cara de la moneda, debería pasar doscientos mil años para que aquella persona que recibe un salario mínimo alcance dicha suma de dinero. Sin embargo y lamentablemente, los mecanismos gubernamentales peruanos aún adulan la teoría de la modernización. Un caso similar se refleja en Chile, y es por esta razón que se desató un sinmar de protestas a finales del 2019. Empero, la modernización no solo involucra un cambio de lo económico sino también es cultural, social y política.

La segunda advertencia se trata de que lo que abordo no necesariamente consiste en la modernidad tecnológica, porque para que alguien pueda obtener una modernidad tecnológica, aquella persona no tiene que dejar de ser Matses, Aymara, Quechua, Shipibo entre otras identidades indígenas que existe tanto en el Perú como en otros países. Sin embargo, la teoría de la modernización plantea, no solamente, un crecimiento económico. Sino que también ha impuesto un cambio político, social y cultural sumamente radical. Como lo observamos en el modelo de crecimiento económico de Malt Rostow en su libro The Stages of Economic Growth: A Non-Communist Manifesto (1960). Este paradigma de desarrollo comienza con una Sociedad tradicional, después, una etapa de transición, luego, el despegue, consecuentemente, una madurez, y finalmente, el consumo de masas. Desde ya, está propuesta, por ejemplo con la fase de ¨madurez¨, implica una inferiorización hacia otros tipos de narrativas de donde surgen otros modelos de desarrollo. Por otro lado, si nos percatamos de la segunda parte del título: un manifiesto que no es ¨comunista¨, podemos observar esa conocida narrativa eurocentrista que tiene la costumbre de dualizar y de limitarnos a menudo con dos opciones. En este caso, la capitalista y la comunista, descritas en el mundo de Occidente como opuestas, la primera como el camino a la salvación y la otra como una ruta a la perdición. Es cierto que la perspectiva sobre el desarrollo y el plantiamiento de fases para el éxito que hace se puede ver muy desactualizada. No obstante, para muchos individuos, la esencia de este modelo económico es aún prevalente y relevante en las narrativas y en las lógicas sobre el camino correcto para ser exitoso en el mundo actual.

La tercera advertencia consiste en que cuando utilizo el término ¨blanquitud¨ en este escrito, se refiere directa y únicamente a la narrativa eurocentrista de la modernización y no al factor racial o a una característica biológica. En otras palabras, pongo en cuestión específicamente el concepto y no a las personas blancas ni a las personas que enrumbaron de forma total o parcial sus vidas basándose o priorizando a la narrativa de la modernización. Sin embargo, en esta advertencia no niego que el privilegio de tener piel blanca en el mundo actual sea inexistente, especialmente en donde el factor racial es muchas veces determinante en ciertas circunstancias y hasta puede que sea mortal en otras, como por ejemplo en la interacción entre el sistema socio-político y los estadounidenses-Afrodescendientes en los Estados Unidos.

La cuarta advertencia se enfoca en la descripción del uso del término ¨narrativa¨ en esta propuesta. Aquí la narrativa se define como constructos sociales que se van plasmando en la realidad. De esta manera, la narrativa estará reforzada o debilitada en el proceso de interacción entre la realidad, el sistema, y los mecanismos mentales que ejercemos a diario. Las narrativas, muchas veces poseyendo un objetivo y a veces no, toman forma en el proceso mental y social que consecuentemente se convertirá en una herramienta cognitiva e intelectual que utilizaremos en nuestras vidas para tomar decisiones, interpretar situaciones y emociones, y planear acciones entre otras circunstancias o actos.

La quinta advertencia se basa en describir a qué me refiero cuando nombro ¨otros mundos¨ a comunidades que orgánicamente han estado produciendo una narrativa total o parcialmente (por las influencias de Occidente) diferentes a aquellas de la modernización. La idea de llamarlas ¨otros mundos¨ es desafiar el concepto de ¨otras culturas¨ porque, como postula Marisol De La Cadena en Earth Beings: Ecologies of Practice Accross Andean Worlds (2015) aquellas ¨otras culturas¨ siempre son pensadas, analizadas, y estudiadas desde la cultura dominante, la de Occidente. Por ende, es sumamente difícil comprenderlas completamente, particularmente por dos razones: la primera es que la persona que se ha criado y se ha educado en Occidente y desea investigar algún mundo diferente, no siempre está preparada para ir allende de los límites que la narrativa de Occidente nos impone. La segunda es que la misma persona carece de voluntad en identificar a una cultura diferente a la de Occidente como otro mundo con sus propios artefactos culturales y su propia cosmopolítica, y no aquella basada en la modernización. 

Uso el término de ¨artefacto cultural¨ porque no se queda en una antropografía o una dimensión mitológica sino que se materializa en la vida diaria como una herramienta en un proceso de construcción del bienestar, una organización y la sobrevivencia. Por ejemplo, en los Andes, las relaciones de un Altomisayuq con lo que en Occidente llamamos naturaleza no solo se concretan en eventos determinados, como en los rituales ni solo para los rituales. Sino que se materializa en toda su vida y hasta en acciones políticas como lo observamos en las evidencias de Mariano Turpo y su derrotero intelectual político en el Cusco en la época de la reforma agraria en el Perú, como se menciona en el libro de Marisol De La Cadena. 

Usualmente, al otro mundo se le observa como otra cultura exótica, pictográfica, pura, auténtica, utópica, y mitológica, despreciando, silenciando y desvalorizando la importancia que tienen en su condición del día a día. Por lo tanto, estos artefactos culturales no solo son manifestaciones culturales como se le suele observar desde Occidente ni únicamente una característica folklórica, maravillosa, curiosa, e interesante sino instrumentos sociales que se realizan de forma cotidiana.

En la sexta y última advertencia expreso que el tema sobre las narrativas de modernización no solo forma parte de mi investigación académica sino que también está basada en mis propias reflexiones y experiencias en Francia, Estados Unidos, Perú, y en los Andes de Perú.

De dónde surge la narrativa de la modernización que conocemos hoy en día y como trastorna a otras narrativas? 

Muchos pueden argumentar que la narrativa de la modernización es una teoría y no una narrativa. Sin embargo, muchas teorías al pasar el tiempo, se vuelven narrativas porque son aplicadas cotidianamente, sin pasar por un proceso drástico de falibilidad. Este proceso debería ser inculcado por la educación pero, desafortunadamente, la educación también encarna mecanismos que favorecen a la narrativa de la blanquitud ignorando, y muchas veces menospreciando, a otras narrativas de la manera más ¨educada¨ como se suele decir. Por ejemplo, muchas personas adjetivan a una niña como ¨educada¨ cuando acata todas las órdenes del sistema, sino la llamarían ¨malcriada¨. De esta forma, la narrativa nutre a los estereotipos relacionados al género como sucede en muchísimos otros aspectos de nuestra sociedad.

Para algunas de estas narrativas de la modernización existen fuerzas externas que promueven aquellas y las fortalecen. Sin embargo, independientemente de la existencia de una fuerza externa o no, desde muy jóvenes, cuando estamos en el colegio y nos hablan de los saberes científicos, del conocimiento, descubrimientos e inventos, casi siempre se hace referencia y nos hacen memorizar a autores que frecuentemente son hombres blancos de Occidente. Estas informaciones provienen de una entidad educacional, por ende, posee una fiabilidad y confiabilidad, y muy pocos estudiantes y madres o padres no la cuestionan en absoluto. Es así, como las narrativas de la blanquitud comienzan a tomar fuerza y se van consolidando en nuestros propios procesos mentales, y el sistema en donde vivimos se va construyendo en esta dirección sin hacerse responsable ni rendir cuentas a los que vivimos dentro de ella. Personalmente, al menos en toda mi educación en Lima, nunca se hizo referencia a los inventos que ocurrieron en zonas no-europeas, y si existieron, fue desde un ángulo mitológico, utópico, exótico o folklórico pero nunca desde una óptica de una condición humana, tangible, actual ni real. Y tampoco con el ímpetu de aquellos inventos que ocurrieron en Europa, sí es que ocurrieron completamente en ese continente. 

Este sería otro tema del cual el doctor puertorriqueño Ramón Grosfoguel  elabora en uno de sus escritos. En The Structure of Knowledge in Westernized Universities: Epistemic Racism/Sexism and the Four Genocides/Epistemicides of the Long 16th Century (2013), el autor sostiene que el proceso de colonización no solo se trató de un genocidio masivo sino que se perpetró un epistemicidio. Por ejemplo, en la conquista del Multi-Islámico Estado de Al-Andalus cuya biblioteca era la más poblada de Europa con cinco mil libros pero; el proyecto Monarco Cristiano de Castilla los quemó. Con la misma estrategia en la conquista de las Américas o del pueblo Abya Yala, como el líder boliviano Aymara Takir Mamani nombra este continente, se destruyó los códices que contenían parte del conocimiento de los pueblos autóctonos. De una forma poco parecida pero con la misma violencia, visible para unos e invisible para otros, con la cual se devastó muchas epistemologías de comunidades indígenas de la Amazonía, tenemos el caso del proyecto de evangelización de grupos misioneros penetrando estas comunidades amazónicas creando una ruptura o desapareciendo sus conocimientos y su ecosistema. Asimismo, su modo de vida, en algunos casos en su totalidad, incluyendo prácticas autóctonas y esenciales para la agricultura.

En este escrito utilizo el término de ¨blanquitud¨ porqué estas teorías, que se convierten en narrativas, sólo consideraron el bienestar del hombre blanco, ignorando otros tipos de mundos o etnias, a la mujer, a otros colores de piel, a otros géneros, otras religiones, otros tipos de desarrollo, otros tipos de intelectualidad, otros tipos de idiomas, otros tipos de economía, y por ende otros tipos de narrativas, entre otros. Esta estructura parcial, la del Occidente, no solo creó sino prosigue fortaleciendo y normalizando la desigualdad y una profunda incomodidad que a veces se convierte en un trauma para algunas personas. Por ejemplo, en algunas zonas del mundo en el proceso de decisión de tan solo ponerse una prenda de vestir, algo que quizás los hombres lo ven como un procedimiento simple y apolítico, el mecanismo mental de la mujer no solamente incluye la combinación de colores y texturas de la ropa, sino un sinnúmero de formulaciones de preguntas dependiendo la zona: ¨¿habrán muchos hombres a donde me estaré dirigiendo?, ¿los hombres o algún hombre pensará que me visto de esta manera para él o para ellos, o que les estoy enviando una indirecta sexual?, ¿me acosarán con su mirada o con sus silbídos si me pongo alguna prenda sin sontén?, ¿pensarán que quiero tener sexo si me pongo este short?, ¿me violarán si me pongo esta falda corta, si se hace tarde, y la calle está desolada?, entre otras preguntas. Este machismo sistemático es solo un ejemplo de los múltiples tipos de violencias invisibles que el sistema impone muchas veces a muerte, y no solo a la comunidad de mujeres, sino a otras comunidades como a la de los indígenas, a la de LGBT+, entre otras.

Como resultado, hoy en día en todo el mundo, podemos observar que existe un sin mar de reivindicaciones, no solo de las mujeres sino de los otros grupos mencionados o, al menos, de aquellos a quienes los Estados gubernamentales otorgan un espacio seguro y pacífico para manifestar sus quejas y demandas, sin el miedo a ser agredidos por la seguridad del Estado. Consecuentemente, por una lucha constante y quizás también por una estrategia de ¨jalar y soltar¨ por parte de los opresores, no cabe duda que actualmente, solo algunos miembros de los mencionados en la lista, han estado accediendo a diferentes tipos de privilegios o simplemente algunos de sus derechos humanos han comenzado a ser respetados y tomados en cuenta pero nunca en su totalidad. 

Cabe resaltar, aunque es un tema que aún lo debato internamente, y que pertenece a un caso particular de los Estados Unidos, como lo argumentan Daniel Martinez HoSang y Joseph E. Lowndes en su libro llamado Producers, Parasites, Patriots: Race and the New Right Politics of Precarity (2019). Este consiste en que la blanquitud como una característica fenotípica ahora y en un futuro se estaría volviendo inestable contrariamente a los tiempos pasados. Por lo tanto, esa garantía de acceder a bienes materiales o a una identidad social por parte de personas blancas va gradualmente disminuyendo. 

Existen personas blancas que no están teniendo acceso a dicho privilegio como era el caso, años atrás. Por ejemplo como lo ilustran los autores, durante la gran recesión que ocurrió en los Estados Unidos en el año 2008 con un aumento radical de desempleo y un déficit presupuestario, existió un discurso denigrante por parte del Estado hacia un grupo de simples trabajadores sindicalizados que representan una parte esencial del socioeconómico de dicho país. Esta alocución declarada por el Gobernador de Minnesota Tim Pawlenty, normalmente se utilizaba exclusivamente en contra de las personas no-blancas para mermar la intensidad de sus demandas y silenciarlas; pero en este caso iba dirigido al sector público cuya demografía tenía en su gran mayoría a personas blancas. Por lo tanto el hecho de ser una persona blanca como maestros.as. de escuelas, bomberos.as., enfermeros.as. y funcionarios.as. públicos, entre otros, no fueron eximidos del adjetivo de ¨oportunistas¨, ¨parásitos¨ y ¨amenazas¨ al aparato político porque no aportaban al sistema económico. Además, el gobernador Pawlenty declaró que este grupo de personas, contrariamente a las familias estadounidenses que pagan impuestos, estarían obteniendo más dinero, más beneficios, y una sólida seguridad económica para el futuro. Paradójicamente, el gobernador afirma que estos trabajadores sindicalizados eran los privilegiados del sistema económico estadounidense. 

Sin embargo, no se puede negar que el más perjudicado en el sistema sigue siendo la persona que no es blanca, y como lo consideran los autores, no necesariamente todas las personas blancas se estarían beneficiando de dicho privilegio. 

Aunque cabe resaltar que la disparidad causada por el privilegio en favor hacia las personas blancas aún sigue siendo profunda e impermeable a reformas en el sistema que ejerce los Estados Unidos. Este beneficio asimétrico en el sistema, se refleja en varios sectores como el de salud, educación y el sistema político. Más allá de un acceso mayormente limitado al privilegio que solía beneficiar al hombre blanco, ellos también se están rozando con padecimientos sociales. 

Estos padecimientos están vinculados a la ausencia de narrativas contemporáneas particulares de gente blanca que no pueden encontrar aspectos comunes como una convergencia con la narrativa de la blanquitud para contextualizar su propia condición actual. Por ejemplo, muchas de las características de la narrativa de la blanquitud son descritas como casi perfectas y que todos deberíamos seguirlas con el fin de ser exitosos y llegar a la felicidad absoluta. Un ejemplo, es la masculinidad de Occidente, en donde el hombre tiene que ser lógico, sin emociones, robusto, serio, muchas veces agresivo y fuerte, entre otras características, ante cualquier circunstancia sin aceptar nuestras debilidades, sufrimientos, confusiones, miedos, traumas y tristezas. 

En consecuencia, si un hombre no sigue las premisas de estas narrativas es muy posible que sea tildado con adjetivos despectivos hacia su sexualidad por ejemplo, y con ésta amenaza, existe una gran posibilidad que la narrativa de la blanquitud desvirtúe sutilmente sus mecanismos cognitivos para que el individuo se asimile en este mundo de Occidente a pesar de su indecisión. Este tema lo analiza bell hooks in Black Looks: Race and Representation (2014). Por ejemplo, en el sexto capítulo Reconstructing Black Masculinity, el autor compara la masculinidad obsesiva de Occidente o de la blanquitud, que consiste en ser parte y/o fortalecer el patriarcado, con la masculinidad afrodescendiente que encarna aspectos, que en realidad, desafían el patriarcado. Sin embargo, para algunos, es muy difícil contemplar otros tipos de masculinidades o quizás entenderlas. Por ejemplo, la narrativa de la blanquitud ha descrito por mucho tiempo al hombre afrodescendiente, y por ende a la masculinidad afrodescendiente, como ¨fracasada, psicológicamente arruinada, peligrosa, violenta, sexualmente maniática,…¨ (p. 89). De la misma manera, no obstante el trabajo arduo y forzoso de los africanos cruelmente obligados a migrar a los Estados Unidos, el estereotipo de los africanos y afrodescendientes impuesto por la narrativa de la blanquitud fue achacarles el estereotipo de ociosos, flojos y perezosos. Repentinamente esta característica se tornó la descripción común de ellos -los afrodescendientes- hasta hoy en día, como también lo es para los indígenas de muchas comunidades nativas en el mundo.

El impacto de la colonización

La colonización va a crear el contexto adecuado para que la teoría de la modernización surja sin mucho cuestionamiento por la mayor parte de la humanidad, porque el transcurso de la colonización a través de un proceso que incluyó actos terroristas como la del genocidio y epistemicidio históricos, impuso a muerte lo que puede ser aceptado, lo que es ético y moral, entre otros componentes y mecanismos sociales ambos sutiles y drásticos; de ésta manera, se transtornaron parcialmente los sistemas y las narrativas de otros mundos. 

Utilizo como ejemplo la propuesta del economista estadounidense Walt Rostow sobre cómo deberían ser las etapas de crecimiento económico en el mundo, porque el autor hace tajantemente una omisión deliberada a las diferencias abismales de artefactos y manifestaciones culturales entre diversos mundos. Muchos gobiernos y ciudadanía optaron y siguen optando por medidas que han estado imitando esta propuesta de la narrativa de modernización de Occidente, la cual ha estado conllevando al consumo de masas como objetivo final, sin ningún cuestionamiento riguroso ni requerido por la sociedad. Por ejemplo, en Abya Yala, nos hicieron creer por más de una década que el crecimiento económico en Chile era sólido e incomparable a la de ningún país en este continente, pero no nos dijeron que la distribución de bienes o la desigualdad era inhumana y comparable con otras sociedades en Abya Yala. El cuestionamiento se vuelve aún más difícil por esa barrera cultural creada por el periodismo de consumo y no el de investigación.

Legado de la Colonización 

No solo en Europa, sino en todo el mundo la narrativa de la modernización ha estado hegemonizando a otras narrativas, penetrando aparatos de poder en los Estados, y al mismo tiempo radicalizando la perspectiva humana de manera tal que demoniza otros tipos de narrativas que no posean características de la narrativa de la blanquitud. Por ejemplo, en el mundo y en un sistema en donde la narrativa de la modernización es dominante, una mujer Altomisayuq (una persona que tiene el poder de comunicarse con los Apus y con las estrellas) como María Azpasa, no se la consideraría como una profesional a pesar de sus conocimientos especializados. En otro mundo, el de Occidente, una mujer que se está graduando con una licenciatura, y quien que carece de experiencia, se visibilizará como una persona exitosa y triunfadora. 

No obstante, en vez que muchos de los artefactos y manifestaciones culturales y narrativas de otros mundos desafíen al dominante, serán utilizados favoreciendo a la narrativa de la modernización por una cuestión de acumulación monetaria. Por lo tanto, otros mundos comenzarán a ser observados, estudiados y comprendidos, pero siempre desde una óptica de la modernización para que: sea entendible dentro del marco de la narrativa de la modernización, y se elija como se explicará en el mundo de Occidente. Por consiguiente, la descripción de esta condición actual en otros mundos se relatará como algo utópico, folklórico y exótico más no como componentes que se materializan en sus vidas diarias.

 En consecuencia, se nos impondrá como deberíamos entender las relaciones y las perspectivas de los Altomisayuqkuna (Kuna, sufijo que pluraliza en quechua). Quizás desde un punto de vista ritual con conceptos shamánicos a pesar que los propios Altumisayuqkuna no se consideran shamanes. En otras palabras, se comprenderá al Altomisayuq desde una óptica ajena, en vez de entenderla desde una óptica familiarizada con aquel artefacto cultural. En este proceso las narrativas de otros mundos sufren una ruptura.

Transformaciones de la narrativa de la modernización

La narrativa de la modernización cambia, tornándose incoherente en su discurso pero no en su objetivo, la acumulación de capital, quizás la más esencial de esta narrativa. Por ende, la narrativa de la modernización ha de transformarse y creará confusiones entre aquellos miembros de otros mundos como también aquellos de Occidente. Por ejemplo, se montarán fachadas que aparentan la aceptación total de otros mundos haciéndonos ver a Occidente y entender esta narrativa como elementos tangibles o intangibles en donde la diversidad es aceptada en su totalidad. Cuando en realidad la aceptación no es ni siquiera parcial sino enteramente conveniente para la narrativa de la modernización. Esto se puede evidenciar en los paneles publicitarios del aeropuerto del Cusco localizado en Perú, que exhibe a mujeres indígenas tejedoras evocando la existencia de una aceptación total de una diversidad sin complejos ni barreras raciales en el sistema sociopolítico peruano. Sin embargo, esta supuesta aceptación ignora y silencia las demandas de otros mundos como las de las propias comunidades andinas. 

Otro ejemplo se localiza en el sector minero del Perú, en donde la minería ofrece un supuesto desarrollo; pero al mismo tiempo no considera los daños que puede ocasionar en el ecosistema, y no solo en un sentido geográfico sino que también social. Sumado a esto, el gobierno con una política parcializada suele proveer seguridad a las empresas mineras y no a las comunidades indígenas que tratan de proteger sus fuentes hídricas, sus bosques y sus cosechas entre otros elementos vitales. 

Además del escaso conocimiento por parte del gobierno peruano hacia la Cosmopolítica Andina y su relación con lo que en el mundo de Occidente se conoce como naturaleza. Hasta las llamadas instituciones estatales que supuestamente están a favor de la interculturalidad y que son creadas en apoyo a las comunidades indígenas que luchan en contra de la minería son utilizadas para limitar la demanda de aquellas comunidades. Fabiana Li en Documenting Accountability: Environmental Impact Assessment in a Peruvian Mining Project (2009) declara que a pesar de que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) fue creado con una buena intención para que los ciudadanos puedan entender un poco más del proceso de documentación como también el de extracción de metal, estos mecanismos continúan favoreciendo a las mineras a costa del bienestar de las comunidades indígenas, siendo las mineras quienes delimitan los estándares y criterios de dicha evaluación. 

Este caso nos muestra que dicha aceptación de la diversidad solo se interesa en la acumulación de capital y no en la lucha por la interculturalidad que es lo que estas comunidades necesitan; no necesariamente para su bienestar sino para poder tener el espacio político y poder defenderse. 

Un tercer caso en donde la narrativa de la modernización inmersa en el sistema que silencia e ignora las demandas de los pueblos indígenas, se constata con lo que Nelly Luna Amancio y Ernesto Cabral explican en Alcalde de Megantoni: «Damos el gas de Camisea, lo exportan, ¿pero en qué nos beneficia a nosotros?» (2019) artículo sobre el Gas de Camisea ubicado en Convención, una de las provincias de la Región Cusco en Perú. El gas está siendo extraído desde hace quince años. Por el mismo tiempo, sus habitantes han estado esperando la supuesta promesa del Estado que consiste en acceder a un precio de gas justo como es el caso en muchas de las regiones del sur del Perú incluida Lima, la capital. 

En otras palabras, a pesar de ser la primera región productora de gas en el Perú, pone en riesgo la vida de los habitantes de La Convención como a la comunidad indígena Machiguenga, cambiando su geografía y su modo de vida al construir una plataforma gigante para la extracción de gas entre otras alteraciones. Hoy en día estos pobladores aún no pueden acceder a un precio de gas justo. Parece ilógico pero cierto, por ejemplo, el precio de un balón de gas de diez kilos es de 36 nuevos soles en aquellas regiones del sur del Perú; pero en La Convención es de 60 nuevos soles, casi el doble. Estos casos ilustran que la narrativa de la modernización puede presentarse en distintas formas pero el objetivo siempre será aquel de la acumulación de riqueza sin importar lo que se haga a costa de la vida de los habitantes de la comunidad.

La modernización en tiempos de pandemia en el contexto del territorio Peruano

Varios hemos podido observar la ilusoria narrativa de la modernización en tiempos de pandemia en el territorio peruano. Decenas de miles de personas para sobrevivir y no por una variedad de opciones, deciden migrar a las ciudades o a zonas que tengan un mayor acceso a una dinámica capitalista. Muchas de aquellas personas hacen este viaje confiando en la narrativa de la modernización (como en las fases de crecimiento de M. Rostow, op.cit) que sugiere que lo rural y lo de otros mundos es la primera fase, un estancamiento, o un retroceso para una vida exitosa. Entonces el quedarse o el migrar a lo rural y el desarrollarse en otra narrativa que no sea de la modernización es la mejor fórmula para un fracaso según esta narrativa.

Al mismo tiempo, las oportunidades que la ciudad ofrece a los migrantes son diferentes y muchas dependen de: si la persona migrante habla o no el castellano, que tipo de acento tiene, el tipo de género, el color de piel, el tipo de cabello, etc. Esto a veces pasa hasta en la segunda generación de la familia de la persona migrante. 

En este proceso de migración de otros mundos hacia la capital o a lo urbano se da una notoria ruptura gradual de artefactos y manifestaciones culturales de estos miembros migrantes para una asimilación en el mundo occidentalizado. Y quisiera remarcar que esta asimilación no siempre es por voluntad propia o solo para un acceso a algún trabajo sino también a los derechos humanos estandarizados en el mundo occidental. Como por ejemplo negar que una persona tiene un idioma materno diferente al castellano o a otro idioma europeo. 

Por otro lado, muchas de las personas que migran tienen como objetivo un ascenso social, un progreso, un acceso a un mejor sistema de salud y educación; los cuales muy pocos los llegan a obtener. Y mucho menos aún cuando una pandemia estalla, actuando como un reflejo exacto de la magnitud de la incompetencia de la estructura social y del sistema político y todos sus límites habidos y por haber, que no comienzan con el mandato del actual presidente ni con los actuales actores políticos, provocando una migración de retorno de más de doscientos mil ciudadanos a sus pueblos de origen. Por lo tanto, el impacto del COVID 19, nos muestra una diferencia explícita entre la narrativa y la teoría de la modernización y la realidad. Porque lo que significa en la narrativa de la modernización ¨un paso atrás, un estancamiento o un fracaso¨ se convierte rápidamente en el paso más firme y más seguro a la sobrevivencia y al bienestar del ser humano. Quizás careciendo de la dinámica capitalista que se encuentra en la ciudad, pero con suficiente calor humano para fortalecer el corazón. Por supuesto que esta confirmación no es una crítica a los que optaron continuar esta narrativa, sino única y precísamente hacer una llamada al cuestionamiento de la narrativa de la modernización.

La importancia de incluir otro tipo de narrativas no-europeas

Por último, considero que es esencial crear espacios en donde nosotros podamos conocer, aprender, e investigar otros mundos y sus diferentes narrativas que a pesar de sus propias problemáticas y límites, posiblemente son más saludables, más inclusivas, más colectivas y que nos permiten validar y sentirnos satisfechos con lo que tenemos, con lo que somos, como somos y con las múltiples características y variedades de la condiciones actuales en nuestro pluriverso (un mundo lleno de otros mundos), como afirma Arturo Escobar en Pluriversal Politics: The Real and the Possible (2020). Por ejemplo, con nuestras distintas narrativas, idiomas, y acentos, entre otros. Mantener estas características no es un impedimento de tornarse modernos en absoluto, sino analicemos a profundidad el proceso de desarrollo de la República Popular China.

Para culminar, quisiera enfatizar que no solamente aquellos mundos indígenas son los afectados sino todos nosotros; claro está y remarco que en niveles muy diferentes. Pero uno de los niveles sutiles y a la vez relevantes, es que generalmente, muchos de nosotros estamos limitados a la narrativa de la modernización lo cual nos reduce completamente el enfoque hacia las situaciones que muchas veces tenemos enfrente y varias de ellas nos llevan a la desesperación y al sufrimiento. Si tan solo pudiéramos conocer otros paraísos…


Referencias

Alarco, G. (2019). Riqueza y Desigualdad: Una Visión Panorámica. Oxfam América Inc. (libro)

Alarco, G. (2019). Desigualdad en el Perú sería el doble de lo que señalan cifras oficiales. Oxfam América Inc. (artículo)
https://peru.oxfam.org/latest/policy-paper/riqueza-y-desigualdad-en-el-per%C3%BA-visi%C3%B3n-panor%C3%A1mica 

Durand, F. (2020) ¿Impuesto a la riqueza o impuesto solidario?. Otra mirada. (programa de youtube)
https://www.youtube.com/watch?v=XY3OUEUmr6M&t=13s 

Escobar, A. (2020). Pluriversal Politics: The Real and the Possible. Duke University Press Books. (libro)

Francke, p. (2019). Las Erradas Defensas de la Desigualdad. Opinion. (artículo)
https://pedrofrancke.com/2019/12/14/las-erradas-defensas-de-la-desigualdad/ 

Grosfoguel, R. (2013). The Structure of Knowledge in Westernized Universities: epistemic racism/sexism and the four genocides/epistemicides of the long 16th century. Human Architecture: Journal of the Sociology of Self-Knowledge, 1, 73. (artículo)

HoSang, D. (2019). Producers, Parasites, Patriots: Race and the New Right-Wing Politics of Precarity. Univ Of Minnesota Press. (libro)

Hooks, b. (2014). Black Looks: Race and Representation. Routledge. 2nd edition (libro)

Li, F. (2009). Documenting Accountability: Environmental Impact Assessment in a Peruvian Mining Project. (artículo)

Luna, N. (2019). «Damos el gas de Camisea, lo exportan, ¿pero en qué nos beneficia a nosotros?». Ojo público. (artículo)
https://ojo-publico.com/1178/alcalde-de-megantoni-damos-el-gas-de-camisea-lo-exportan-pero-en-que-nos-beneficia-a-nosotros 

Rostow, M. (1960). The Stages of Economic Growth: A Non-Communist Manifesto. Martino Fine Books. (libro)

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Mario Renato Cavani Quevedo

Renato es un peruano que, aparte de cursar el tercer año en el doctorado de ciencias políticas le encanta el baile, en particular la timba cubana y el zapateo de campo.

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