Alguna vez he escrito que la deconstrucción me lleva metafóricamente a cocinar una especie de puchero de dudoso sabor, donde mis despojos flotan y se erigen rodeados de caldo.
También es cierto que, durante el proceso de elaborado culinario, suelo leer a algún autor capaz de hacerme reflexionar y así poder transformar el plato mencionado y casi fallido, en otro de interesante sabor no exento de punce y pique.
Intuyo que Paloma Chen es una de esas autoras, capaz de sustituir la “de” inicial de la palabra “deconstrucción” por una recién cogida del huerto, olorosa y fresca: “Re” de “reconstrucción”.
Me dispongo pues a leer uno de sus poemas, con la intuición de que efectivamente causará el efecto deseado en el puchero.
OBSCENIDAD
Tengo terror de mis padres migrantes,
siempre con la mirada puesta en la huida.
¿Así resuelves todo, papá?
¿Vas a volver a hacer lo que él diga, mamá?
Más terror me da la herida del nacimiento,
lo oculto en la parte oriental del aquí.
¿Qué fue tan malo como para abandonar el ALLÍ
donde uno se encuentra con solo 20 años?
¿Cómo lo hicieron para reconstruir(se),
para recomponer(se),
para resistir?
¿Cómo para criar una prole que maldice un lugar que nunca ha visitado,
que sueña en un idioma que desconoce,
que vive en otro que siempre le será extranjero?
¿Qué es tan bueno como para quedarse?
¿Qué sueño europeo es
ser
la china que vende cerveza,
el chino del pueblo,
la china del Hormiguero,
el chino de Física o química,
la china del chino?
Ese no es mi sueño.
Mi sueño es ser la sangre que fluye de la herida migratoria,
la reina valenciana de la pólvora bendecida por mis ancestros.
Mi sueño es que no me separen de mi padre y de mi madre
en una fila para extranjeros y otra para europeos,
que embarquemos por la misma puerta,
que volemos juntos adonde
los pasaportes sean
una obscenidad.
“Creadora desde los márgenes”, abogando por un territorio español multi-diverso que nos (re)presente, Paloma es una de las voces a tener en cuenta en un país como el nuestro, empeñado en proyectarse como crisol multicultural sin realmente asumir o sentir la diversidad como algo natural y propio.
Paloma Chen es periodista y gestora cultural, poeta y activista nacida en Alicante. De padres chinos inmigrantes de Wenzhou y criada en un restaurante de Utiel (Valencia), explora en sus textos la identidad y el lenguaje en continua hibridación, atendiendo a un cruce de culturas que inspira y nutre su imaginario poético. Amante de la poesía china clásica de la dinastía Tang, de la escritura de Li Bai o Du Fu, recientemente ha participado en el festival internacional de poesía Irreconciliables, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Poesía Viva L de Lírica y ha concebido el I Encuentro de la Diáspora China en España.
De igual manera, resulta interesante cómo desde la comunidad asiático-española, Paloma Chen tiende puentes realizando una difusión en países hispanohablantes del arte y la literatura de la diáspora china. Ella es también autora del proyecto multimedia «Crecer en un chino», centrado en las experiencias e identidades culturales contadas por la primera generación de hijos-as de inmigrantes chinos, nacidos en España o que migraron con poca edad (https://crecerenunchino.wordpress.com).
Ambas acciones de difusión y creación son imprescindibles para entender una España asociada sí o sí a una población diversa que aporta y enriquece, que crea y consolida, llamada nosotros.
Fotografía de Laura Carrascosa Vela. I Encuentro de la Diáspora China en España. Matadero Madrid
Parece que el caldo humea un olor que empieza a abrirme el apetito. Continúo leyendo a Chen mientras me acerco emocionada a la olla.
PERO HABLA
Siempre respeté
más
a las palabras
que a mis padres
Siempre respeté
más
a esas cabronas
que hacen piruetas a deshora
que a mis padres
Siempre respeté
más
a Pessoa
que a mis padres
porque Pessoa encontró las palabras
y un buen traductor
y un buen editor
Y mis padres encontraron estafa europea, Desolación
mis padres encontraron
palabras partidas que hieren
pequeñas llagas
lengua que supura
Y como yo no quería
palabras partidas que hieren
pequeñas llagas
lengua que supura
me esforcé en
hablar
en la erre
en hablar
correctamente
en blanquear
mi acento
en
dominar las palabras que dominan a mis padres
que son dominados por las palabras que domino
y hoy
mi voz ya no tiene color
mi voz ya no tiene historia
nadie sabe de dónde vengo
porque
en las discotecas de dónde eres
en Tinder de dónde eres
en la frontera de dónde eres
y en español de dónde eres
y en chino de dónde eres
y en inglés de dónde eres
y mis padres de dónde eres
y las calles de dónde eres
y adónde vas
y de dónde eres
soy de pasaportes falsos japoneses y de ahorros familiares
de lágrimas prestadas y cartas que no llegan
de deber, sangre y belleza
de rostros como el mío que susurran lentamente
con la esperanza de que entienda
Y aunque no entiendo
Y aunque ellos no entienden
Aunque el mundo no entiende
Lo que entiendo que mis padres me hacen entender
Habla
Habla
Habla
Aunque no entendamos
Habla
Habla
Habla.
Y así, hablo.
con lenguaje fracturado
con palabras partidas que hieren
pequeñas llagas
lengua que supura
Así hablo, con lenguaje averiado,
y a Pessoa,
quizá,
le gustaría,
y a mis padres les gusta,
aunque no entiendan.
El cocido ha dado paso a un delicioso Nuò mǐ fàn rociado de abundante cebollino, caldo de carne con setas y un toque de aceite de oliva virgen de Sant Mateu.
Sin duda alguna, presentar a Paloma Chen mientras cocino ha sido reconfortante, al igual que lo es la ingesta de este nuevo plato.